El Sitio
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Entorno de la nueva Feria del siglo XIX

 

Lugares que formaron parte o estaban en contacto directo con la Feria en sus inicios. Aunque el Barrio de Santa Cruz se encuentra en las inmediaciones, no lo incluimos para no extendernos, pero su proximidad era gran parte del atractivo de la antigua Feria. El Alcázar, la Catedral y el Archivo de Indias del Barrio de Santa Cruz son Patrimonios de la Humanidad.

 

Plano P1. Plano de Sevilla de 1827 de Manuel Spínola Quintana, detalle del sur de la ciudad. Real Academia de la Historia, www.rah.es

Plano completo en "Imágenes de apoyo", nº 5.

 

El Prado de San Sebastián y los ríos próximos a Sevilla

 

El Prado de San Sebastián, lugar en el que se decidió celebrar la Feria aprobada por el Ayuntamiento en agosto de 1846, debe su nombre a una ermita del siglo XIII, base de la actual Parroquia del barrio del Porvenir (Plano P1).

En el siglo XIX, el Prado de San Sebastián era un extenso territorio extramuros al este y sur de la ciudad, limitado y condicionado por el río Guadalquivir y dos de sus arroyos, el Tagarete y el Tamarguillo (P1), responsables de graves inundaciones de Sevilla. El Tagarete discurría paralelo a la muralla desde San Bernardo hasta su desembocadura en el Guadalquivir junto a la Torre del Oro, pegado a la muralla en el último tramo del sur de la ciudad, como un foso defensivo (P1, P2), mientras que el Tamarguillo desembocaba un poco más al sur, en la pronunciada "Curva de los Gordales", el lugar de emplazamiento de la actual Feria de Los Remedios tras ser soterrado este tramo del río en el siglo XX.

 

El terreno del Prado de San Sebastián, entre los dos arroyos, no era apto para el cultivo, era fanganoso e insalubre por los estancamientos de agua y los vertidos de cloacas y fábricas de San Bernardo en el Tagarete. Sirvió como pasto comunal para el ganado hasta ya entrado el siglo XX.

 

Plano P2: Plano de Olavide de 1771, primera carta topográfica de Sevilla recién construida la Fábrica de Tabacos.

Detalle del sur de la ciudad, en color la muralla y los ríos. Real Academia de la Historia, www.rah.es

Plano completo en "Imágenes de apoyo", nº 4. En la imagen n° 1 de Arturo Redondo en la misma página, se puede ver el Prado de San Sebastián y la íntima relación del Tagarete con la muralla de la ciudad.

 

 

 

En la zona del Prado de San Sebastián que limita con el sur de la ciudad, durante el siglo XVIII se construyó extramuros el Colegio de la Universidad de Mareantes o Palacio de San Telmo (1682 a 1796), patrón de navegantes, y la Real  Fábrica de Tabacos de 1728 a 1770, canalizando el Tagarete en el subsuelo de esta nueva construcción (P2). El otro tramo del Tagarete, desde la Fábrica de Tabacos hasta el Guadalquivir, no se acabó de entubar hasta 1858, cuando la Feria había cumplido ya 11 años. Hasta ese momento, para entrar o salir de la ciudad por la Puerta de Jerez, había que cruzar un puente sobre el arroyo (Imagen E1).

 

Plano P3. Esquema de los ríos y arroyos que rodeaban la ciudad y el Prado de San Sebastián en el siglo XIX.

 

E1. Izquierda, fragmento del grabado de 1638 de Mathäus Merian mostrando la desembocadura del Tagarete junto a la Torre del Oro (grabado completo en  "Imágenes de apoyo", nº 3). En el centro, la Puerta de Jerez en 1850, con el puente sobre el arroyo. Derecha, fotografía de 1893 de la Torre del Oro con la desembocadura ya canalizada del Tagarete.

 

En los primeros años de la Feria, entre 1847 y 1853, se habilitaron accesos y caminos en el Prado de San Sebastián y posteriormente se fue mejorando y elevando el terreno, completando el soterramiento del Tagarete. Más tarde, ya en el siglo XX, el cauce del Tagarete se desviaría hacia el Tamarguillo y después ambos se desviaron al río Guadaira para la celebración de la Exposición Iberoamericana de 1929. Estas medidas acabaron con la insalubridad de la zona, pero para controlar las grandes inundaciones hicieron falta después acciones de mayor envergadura en el cauce de los ríos. 

El Guadaira, aunque un poco más alejado, es más caudaloso y también ha sido responsable de importantes inundaciones de la zona y de la ciudad, que precisaron finalmente su canalización 20Km más al sur para desvincular su desembocadura de la Dársena y proximidades de la ciudad. 

 

Las riadas no siempre comprometían seriamente a la ciudad, pero el Prado de San Sebastián se inundaba frecuentemente, y ya en el noveno año de la Feria se planteó su traslado a otro lugar. Por este motivo, en 1872 se obligó mediante un bando municipal, a rellenar las zonas bajas e inundables del recinto ferial con todos los escombros que se generaran en la ciudad.

 

 

Para más información sobre las inundaciones y cambios en los cauces de los ríos ver la página "Avenidas del Guadalquivir"

 

 

E2. Murallas del Alcazar en la Plaza del Triunfo, Jardines de Murillo y la Judería. Abajo, en el centro y derecha, el callejón del Agua con sus conducciones de agua en la muralla.

 

Murallas del Alcázar

Las murallas que rodeaban la ciudad se atribuyen a Julio César (siglo I a.C.), con numerosas reconstrucciones en los asentamientos posteriores de visigodos, árabes y castellanos, pero el estilo predominante es el almohade por sus ampliaciones y numerosas reconstrucciones en este tiempo. En el siglo XVI, los castellanos, también reconstruyeron la mayoría de las puertas de la ciudad.

Con sus 7 Km de muro, 166 torres y una veintena de puertas y postigos, delimitaban el casco antiguo mayor de España y uno de los tres mayores de Europa anteriores a la Revolución Industrial.

En los primeros años de la Feria se conservaba el recinto amurallado, pero increible y lamentablemente, tras perder su cometido defensivo, fueron abandonadas a su suerte, se encontraban en muy mal estado por el paso del tiempo y las repetididas crecidas del río. Con esta escusa y la de modernizar la ciudad, unido a otras motivaciones, las murallas se perdieron en un muy corto espacio de tiempo*, entre la segunda y tercera décadas iniciales de la Feria, principalmente durante La Gloriosa o Revolución de 1868, a pesar de su carga histórica y artística, y de la protección que ofrecían frente a las inundaciones. En esta segunda mitad del siglo XIX, la ciudad se enfrentó a las catastróficas avenidas de 1876 o 1892, las mayores conocidas, o las seis inundaciones consecutivas del año 1895, entre otras tantas.

 

Pero, gracias a Dios, en lo que nos ocupa, el entorno de la antigua Feria, todavía se pueden admirar las impresionantes murallas del Alcázar, en la calle Agua** y Judería, o en los Jardines de Murillo (E2).

 

* En 13 años (1858-1871), se derribaron la mayor parte de las Puertas de la ciudad; la Barqueta en 1858, la Real o de Goles en 1862, la de Jerez, la de la Carne, el Arenal y la de San Juan en 1864, y durante la Revolución de 1868 la mayor parte de la muralla y las Puertas del Carbón, de Triana, Osario, Carmona, Sol y San Fernando. Sólo se libraron tres, la de La Macarena, la de Córdoba y el Postigo del Aceite, y otra interna de la Victoria o Arquillo de la Plata.

 

** El singular "Callejón del Agua", debe su nombre a las conducciones internas de la muralla que distribuían el agua a distintos puntos de la ciudad, en este caso los Jardines del Alcázar. El agua llegaba a la Puerta de Carmona por el acueducto romano de los Caños de Carmona, reconstruido por los almohades y derribado entre 1911 y 1912, sólo se conservan tres pequeños tramos.

 

 

E3. Fábrica de Tabacos. Imágenes actuales del edificio visto desde el foso sur y la entrada con la verja de hierro frente a la fachada principal, patios interiores y pintura de Gonzalo Bilbao "Las cigarreras", Museo de Bellas Artes de Sevilla, 1915.

 

Real Fábrica de Tabacos, frente de la nueva Feria

Monumento Histórico de Interés Cultural, sede actual del Rectorado de la Universidad y origen de las célebres cigarreras inmortalizadas por Laurent, Gonzalo Bilbao, Mérimée o Bizet en su ópera Carmen (E3).

Construida entre 1728 y 1770 al sur de la ciudad, en un terreno extramuros del Prado de San Sebastián llamado "Las Calaveras", un antiguo cementerio romano. Sucesora de la fábrica de San Pedro y otras casas adaptadas del centro de la ciudad, con la importación y producción controlada por la Hacienda Real.

Con el consumo de tabaco en auge, el Estado construyó la primera fábrica de tabacos de Europa manteniendo su monopolio. Es el mayor edificio industrial español del siglo XVIII y el de mayor antigüedad de la Europa del Antiguo Régimen, en España sólo superado en tamaño por El Escorial. En términos generales es renacentista, pero se mezclan otros estilos como el neoclásico, el militar, o su portada barroca coronada por la Fama. Entre sus curiosidades, tiene una capilla y contaba con numerosas medidas para evitar el contrabando: su propia guardia, garitas de vigilancia, una cárcel, un foso en tres de sus lados con un puente levadizo, y, en el lado norte de la calle San Fernando, un gran muro frente a la fachada principal y única puerta de entrada en el antiguo edificio.

 

E4. Arriba, litografía de F. J. Parcerisa de 1856 con "el murallón" de la calle San Fernando existente en los inicios de la Feria.

Abajo, aspecto actual de la calle San Fernando y fotografía aérea de las excavaciones realizadas en 2004 en el proyecto de obras del Metro. Se pueden ver los restos de la antigua muralla de la ciudad en el subsuelo de la calle, más de dos metros de su base y torres, con la barbacana y el embovedado del Tagarete, también se encontraron restos de la calzada romana. Tras las casas, la nueva muralla de separación con los Jardines del Alcázar. 

 

En los años que duró la construcción de la Fábrica de Tabacos, intervinieron tres ingenieros: Ignacio Sala, que realizó la cimentación, Diego Bordick Deverez en un período de transición y Sebastián van der Borcht*, que la concluyó. Sin duda fue una gran obra, no sólo por su tamaño y ubicación en un terreno inestable e inundable -superado con el vaciado completo de la parcela y una inusual cimentación de arquerías invertidas por encima del nivel de las mayores inundaciones-, además, se construyó la Puerta Nueva y la Calle San Fernando (E5). Y, para lograr el trazado recto de la calle, se incorporó parte de los jardines del Alcázar y la base de seis de sus torres amuralladas, que discurren por el subsuelo del centro actual de la vía, con el Tagarete embovedado adosado a la barbacana de la antigua muralla, alimentando el foso de los otros tres lados de la Fábrica. En la acera norte de la calle se construyeron casas para los cargos intermedios y se elevó una nueva muralla de separación con el Alcázar (E4).

 

* Sebastián van der Borcht, ingeniero del ejército español de origen belga, fue el encargado de su construcción desde 1750 hasta la conclusión en 1770. Al mismo tiempo se le encargó la cúpula de la Capilla Real, finalizada en 1754, y, tras el terremoto de Lisboa de 1755, solventó problemas estructurales de la Casa de la Moneda, construyendo su pórtico, y de la Torre del Oro a punto del derribo, añadiendo su tercer cuerpo en 1760.

 

E5. Puerta Nueva o de San Fernando, una de las escasas imágenes existentes y detalle de la pintura de 1853 de Manuel Rodríguez de Guzmán, "La Feria". 

 

 

Calle y Puerta de San Fernando, el acceso a la Feria

Construidas para dar servicio y dejar intramuros a la Fábrica de Tabacos, comunicándola con la Puerta de Jerez y la ciudad.

 

La Puerta de San Fernando, con sus dos torres almenadas giradas hacia el interior (E5), es la última construcción realizada en las murallas de la ciudad entre 1760 y 1770, derribada sólo un siglo más tarde durante La Gloriosa. Presente en los primeros 24 años de la Feria, podría considerarse el origen o fuente de inspiración de las portadas de la Feria, engalanándose para la ocasión con toldos, guirnaldas y banderas (E5).

 

E6. Calle San Fernando de finales del XIX y principios del siglo XX, salvo la fotografía inferior derecha, posiblemente de 1926 o posterior. 

 

Calle de San Fernando. Inicialmente, y durante los 14 primeros años de la Feria, un alto muro con una única apertura en el centro separaba la calle de San Fernando de la Fábrica de Tabacos (E4), que fue sustituido por una extraordinaria verja de hierro forjado entre 1861 y 1863 (E6), con la intención de permitir la vista del edificio. La calle ganó estéticamente por el aspecto de callejón cerrado que tenía. La verja está firmada en Sevilla por Portilla Hermanos y White, aunque existen dudas del lugar de forjado porque es igual que la del parque londinense de Kensington. Hasta 1919 (1919-1923) no se realizaría el ensanche real de la calle retrasando la verja hacia el edificio, mostrando ya una apariencia similar a la actual (E6).

 

E7. Jardines de Murillo con el monumento a Cristóbal Colón y Paseo de Catalina de Ribera con su fuente dedicada.

 

Jardines de Murillo y Paseo de Catalina de Ribera

Los Jardines de Murillo, Bien de Interés Cultural, es una franja ajardinada entre la Puerta de San Fernando y la Puerta de la Carne, junto a la muralla de los Jardines del Alcázar, entre los barrios de San Bernardo y Santa Cruz. No existían como tales en los inicios de la Feria*, eran terrenos extramuros de la Huerta del Retiro del Alcázar, finalmente cedidos en 1860 por el Patrimonio Real para ampliar el terreno dedicado a la Feria. Entre los Jardines y la muralla se encuentra el Paseo de Catalina de Ribera** (1894), conocido anteriormente como "Paseo del Pino" y de "los lutos"(E7).

 

* Los Jardines, con sus glorietas y accesos a Santa Cruz, no se llegaron a concretar hasta principios del siglo XX, interviniendo entre otros arquitectos Juan Talavera, y en 1918 se le dedicó el nombre a Murillo. En el centro se encuentra el Monumento a Cristóbal Colón, financiado por suscripción popular en 1921 (E7). 

 

** Catalina de Ribera (1450-1505), fue la fundadora del Hospital de La Sangre o de las Cinco Llagas, actual sede del Parlamento Andaluz, construyó la Casa de Pilatos y reformó el Palacio de las Dueñas, que también fueron de su propiedad.

 

E8. La Puerta de la Carne, Joaquín Domínguez Bécquer, 1855.

 

 

La Puerta de la Carne, la otra puerta de la ciudad próxima a la Feria

Llamada así por la cercanía del matadero extramuros construido en tiempos de los Reyes Católicos (1489), que abastecía a las carnicerías de la Alfalfa. Se le considera "cuna del toreo" por los lances y el manejo de las reses en sus inmediaciones, y por su vinculación con la primera institución de la tauromaquia, la efímera Real Escuela de Fernando VII. También se le llamó Puerta de la Judería, porque fue la única puerta de salida durante su confinamiento, y, anteriormente, Minjoar y Puerta de las Perlas (Bab el-Chuar). Límite entre los barrios de Santa Cruz y San Bartolomé intramuros, y San Bernardo extramuros, fue derribada en 1864, y es la embocadura de la calle Santa María la Blanca con la iglesia del mismo nombre, que Fernando III dedicó a sinagoga. También es la calle de la freiduría que surtirá la "cena del pescaíto" de la noche del "alumbrao", aunque tendría que transcurrir más de un siglo de Feria para eso. 

 

 

E9. Fotografía del Giraldillo de Jean Laurent de 1865 e imágenes de la Real Fábrica de Artillería, Bien de Interés Cultural en restauración.

 

San Bernardo

Es uno de los arrabales históricos al este de la ciudad, y estaba atravesado de norte a sur por el Tagarete. En tiempos árabes existió próximo a este lugar una laguna desecada por Al-Mu´tamid (al-buharia, "junto a una laguna"), después fueron huertas de labranza y jardines árabes de recreo, y es el lugar donde acamparon las tropas de Fernando III para sitiar la ciudad el 22 de agosto de 1247, día de San Bernardo.

 

A mediados del siglo XIX, San Bernardo era un barrio extramuros con fábricas y corralas, las casas vecinales de los obreros, que quedaban aisladas por la noche cuando se cerraban las puertas de la ciudad. Los estancamientos del Tagarete y vertidos de las fábricas, como las fundiciones, la fábrica de salitres, el Matadero próximo a la Puerta de la Carne, las Reales Almonas, o las curtidurías, eran responsables de la insalubridad de la zona y el Prado de San Sebastián. 

 

E10. Obras de las fundiciones de Sevilla. De izquierda a derecha, cañón firmado por Morel en 1563 y cañón Tigre de 1768 utilizado en la defensa de Tenerife en el asedio de la flota inglesa de Nelson, Tenebrario de la Catedral (1564), Giraldillo (1568), fuente de Mercurio del Alcázar (1576), los Leones del Congreso (1860), y lápida de Per Afán de Ribera en el Monasterio de la Cartuja (1573).

 

Desde el siglo XIV existieron en este lugar fundiciones, como las de la familia Morel, transformadas en la Real Fábrica de Artillería en 1565 y reconstruida por Carlos III en el siglo XVIII. Aunque especializadas en piezas de artillería, en estas fundiciones se hicieron campanas de la Giralda o el propio Giraldillo en 1568, o los leones del Congreso en 1860. La Fe Victoriosa o Giraldillo, fue un encargo para rematar el cuerpo de campanas sobre la torre alminar de la antigua mezquita, terminado en 1565. Es la mayor veleta y estatua de bronce sobre un templo, con tanto arraigo en la población, que acabaría cediendo su nombre a la antigua torre donde asienta, la "Giralda".

 

Las casas de los trabajadores de estas fábricas fueron configurando el barrio extramuros, y en 1780 se construyó la Parroquia de San Bernardo con su "pila de los toreros", otra muestra del arraigo y afición del barrio por el mundo de los toros.

 

E11. Plaza de la Maestranza. Fotografías actuales y grabado de Joaquín Domínguez Bécquer de 1855.

 

Plaza de Toros de la Maestranza

Extramuros y al oeste de la ciudad, apartada del espacio dedicado a la Feria, se encuentra la Plaza de Toros de Sevilla, frente al río y Triana, en el que fue monte del Baratillo del barrio del Arenal, de ahí el sobrenombre de "Coso del Baratillo". Aunque en el Arenal existieron otras plazas de toros desde 1707, como la rectangular de 1730 o la primera plaza circular de los maestrantes de 1733, todas fueron de madera. La de obra que conocemos, es un polígono irregular de 30 lados de estilo tardo barroco, construida por la Real Maestranza de Caballería en 1761. La Portada y el Balcón del Principe, imagen principal de la Plaza, se realizaron bajo la dirección de Pedro San Martín. A lo largo de su construcción intervinieron varios arquitectos, porque tardó 120 años en construirse. La terminó Juan Talavera de la Vega en 1881, arquitecto de los duques de Montpensier, autor entre otros edificios de Sevilla del Costurero de la Reina, y padre de otro de los grandes arquitectos de la ciudad, Juan Talavera y Heredia.  Fue reformada en 1912, en 1914 por Anibal González, en 1965, y de 2005 a 2011. Es Bien de Interés Cultural, y, sin tener en cuenta las construcciones anteriores de madera, es la primera Plaza de Toros circular de España, aunque el círculo realmente es una elipse irregular fruto de lo prolongado de su construcción y los cambios urbanísticos de su periferia. En ella, además de las corridas de toros de la Feria de abril y de San Miguel, se realizaban concursos de ganado, de enganches y jinetes, y concursos de otra índole como carreras de cintas.

 

 Litografía de 1853-1855? de Alfred Guesdon "Vista tomada encima del Palacio de San Telmo", de la serie "L´Espagne a vol d´oiseau" (Biblioteca Nacional, www.bdh.bne.es). Dibujos de apuntes y fotografías desde un globo, anterior a los grandes cambios de la ciudad y próximo a los años de inicio de la Feria (1847). Se han señalado los extremos de la calle San Fernando, la Puerta de San Fernando al este (intersección de flechas azules) y la Puerta de Jerez al oeste (flechas rojas). 

 

Litografía de Guesdon, Sevilla de mediados del siglo XIX

Es representativa de como era Sevilla en la primera década de la Feria. En primer plano, el Palacio de San Telmo y la Fábrica de Tabacos, con su foso del este y la Puerta Nueva limitando con el Prado de San Sebastián (esquina inferior derecha de la imagen). Detrás, la ciudad amurallada, con la Catedral y Giralda en el centro de la imagen.

En el inicio de la Feria se conservaban todas la puertas de la ciudad, pero poco después comenzarían los derribos. Desde la Puerta de Jerez (intersección de flechas rojas) y en dirección al río, se puede ver la antigua muralla ya despojada en 1821 del lienzo de muralla que la unía a la Torre del Oro. La Puerta de Jerez de la litografía, es una reconstrucción neoclásica de 1846 de la antigua puerta, que duraría muy poco tiempo, porque se derribó en 1864. En ella estaban inscritos los versos que ahora se encuentran en la calle Maese Rodrigo sobre el origen de Sevilla y sus murallas: "Hércules me edificó, Julio César me cercó de muros y torres altas, y el rey santo me ganó con Garci Pérez de Vargas".

Coincidiendo con el inicio de la Feria, los duques de Montpensier habían adquirido el Palacio de San Telmo y las huertas limítrofes, conformando hacia el sur los Jardines de San Telmo, que la duquesa donó en su mayor parte a la ciudad en 1893, dando lugar en su nombre al Parque de María Luisa. Desde el Palacio hacia el río y la Torre del Oro, los Jardines de las Delicias y el triangular Salón o Jardines de Cristina, inaugurado en 1830 en honor de la reina María Cristina, madre de la duquesa y de la reina Isabel II. Y, hacia la Puerta de Jerez, los Jardines del Niño Mimado, cedidos también por los duques y renombrados Jardines de Eslava, donde se instalaría en 1887 el Teatro-Circo Eslava, y posteriormente el Ayuntamiento construyó el Hotel Alfonso XIII (1916-28).

Sobre el Guadalquivir, se pueden ver los barcos en los muelles del antiguo puerto de la ciudad, y un reciente Puente de Triana (Puente de Isabel II) inaugurado en 1852, quinto año de la Feria. El Puente, realizado con el hierro de la fundición de Narciso Bonaplata, uno de los concejales promotores de la Feria, reemplazó por fin al Puente de Barcas árabe, que durante siete siglos ocupó su lugar como único puente de Sevilla y del Bajo Guadalquivir. Próxima al nuevo puente, en El Arenal, la Plaza de Toros de La Maestranza, sitio de exposición, concursos y corridas de toros de las Fiestas de Primavera. Todos estos lugares constituían sin duda un espléndido paseo en las tardes de toros de la Feria.

 

Vista aérea actual de la zona de la antigua Feria. Del Prado de San Sebastián sólo quedó un pequeño parque sin edificar, ahora centro neurálgico del transporte urbano por su proximidad al casco histórico.

 

A partir de la Exposición del 29, a este extraordinario marco de la Feria, se añadirá en primera línea, en su frente de la Fábrica de Tabacos, el monumento al Cid y la Plaza de Don Juan de Austria con su Fuente de las Cuatro Estaciones, y en el flanco sur, la Plaza de España, el Parque y la Avenida de María Luisa, con el Casino de la Exposición y los Pabellones próximos (entre la Fábrica de Tabacos y el margen del río en la imagen superior).

 

 

La Fábrica de Tabacos y la calle San Fernando, mejoraron la comunicación extramuros entre el sur y el este de la ciudad, y el éxito de la Feria incentivó y aceleró la mejora del terreno fanganoso e insalubre del Prado de San Sebastián y de San Bernardo por las crecidas del Tagarete y vertido de las fábricas.

Gracias a estas mejoras y a la Estación Ferroviaria de San Bernardo, el tránsito por esta zona aumentó considerablemente, y la canalización y posterior derivación del arroyo con las remodelaciones para la Exposición de 1929, hicieron posible la rápida expansión de la ciudad hacia el sur y el este con el notable incremento poblacional de mediados del siglo XX.

El aumento de la población y la progresiva ocupación urbanística, provocaron que la Feria del Prado de San Sebastián se hiciera cada vez más pequeña, y finalmente se trasladó en 1973 a los Remedios. En poco tiempo San Bernardo pasaría de ser un barrio marginal a convertirse en el centro geográfico de la ciudad con su vecino barrio de Nervión.

 

 

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